Este es el más directamente afectado por el período intermedio del alcoholismo. El tiene la
A menudo es engañado por la frecuencia del bebedor, por la admisión de culpa, por sus remordimientos, por lo razonable de sus sentimientos y por su deseo de corregirse.
El se convence de que bastará una reprimenda para hacerle cambiar. Esta conducta hace daño: no se trata de condenar al bebedor ni de sermonearle, pero es contrario a un tratamiento normal, eficaz y apropiado.
El bebedor ve su
Usará las excusas corrientes y las bravatas acerca de su capacidad para aguantar la bebida y
El mando está mejor colocado que nadie para motivar al enfermo a consultar al
No debe tratar de convencer a una persona cerrada, que se va a limitar a una discusión, para enfadarse y enfadarse, como excusa para terminar rápidamente la entrevista.
Adoptará una actitud firme e inamovible, repitiéndole hasta convencerle, sus razones contra las excusas del bebedor. Le recomendará visitar al especialista, le dará facilidades para que acuda, seguirá muy de cerca su evolución y tratará de reintegrarlo a su puesto de trabajo
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